De la Atlántida a Rapa Nui.

miércoles, 11 de febrero de 2015

Para encontrar el Reino de Dios, no lo busques en el cielo, sino en tu corazón.

"A partir de aquel momento, de vez en cuando, sentía diversas sensaciones nuevas en el corazón y en el espíritu. A veces era como una agitación en mi corazón y una agilidad, una libertad y un gozo tan grandes, que quedaba transformado y me veía en éxtasis. A veces, sentía muy ardiente amor a Jesucristo y a toda la divina creación. A veces las lágrimas corrían sin esfuerzo de mi parte como un reconocimiento al Señor, que había tenido compasión de mí, pecador empedernido. A veces mi pobre y limitado espíritu se llenaba de tales luces, que comprendía con toda claridad cosas que antes yo no hubiera podido siquiera concebir. A veces el dulce calor de mi corazón se extendía por todo mi ser y empezaba a sentir con gran emoción la presencia del Señor. Y a veces, en fin, sentía una intensa y profunda alegría al pronunciar el nombre de Jesucristo y comprendía el significado de sus palabras: 'El Reino de Dios está dentro de vosotros'".

(Fragmento de "El peregrino ruso").