De la Atlántida a Rapa Nui.

sábado, 17 de mayo de 2014

Bill Gates encabeza la lista de los hombres más ricos del mundo.

Fue la noticia que salió en portada en algunos medios de comunicación el día de hoy.

Bill Gates, después de algún tiempo, logró superar al mexicano Carlos Slim.

Nunca entendí el porqué de ese anhelo enfermizo de tantos por acumular dinero que la vida no les alcanzará para gastarlo. Cuando tienes mucho dinero pierdes tranquilidad. Y la tranquilidad es un bien verdaderamente irrecuperable e invaluable, porque solo con ella puedes disfrutar de lo poco o mucho que tengas y desarrollarte como persona (que no es lo mismo que llenarte de dinero).

¿Podrá alguno de estos multimillonarios caminar por la calle en solitario si lo desea? ¿Podrá cenar tranquilamente con su pareja en algún restaurante? ¿Tumbarse en la playa a mirar el cielo o fotografiar el atardecer? ¿O simplemente, sentarse en un parque a observar a los otros transeúntes sin que nadie lo moleste?

Lo dudo.

En primer lugar, no podrán hacerlo porque sus obligaciones los tendrán siempre ocupados. Y no solo hablo de obligaciones en cuanto al funcionamiento de sus empresas, labores que pueden ser delegadas, sino sobretodo, a las "obligaciones" impuestas por su condición económica y social: asistir a reuniones sociales solo para que tu imagen pública (el "qué dirán") siga bien parada y andar siempre pendiente de que tu recaudación de dinero no caiga demasiado, para evitar que la prensa y los medios vayan a decir que estás al borde del abismo o que eres un fracasado... así te quede aún el dinero suficiente como para vivir tranquilamente tú y dos generaciones más. Acumular mucho dinero te obliga a seguir acumulando más, ya no por necesidad, ni siquiera para gastarlo, sino tristemente, para quedar bien y no sentirte mal.

En segundo lugar porque ni de anciano serás un jubilado que repose tranquilo en su mecedora. Tendrás siempre que rodearte de seguridad, hasta para ir al parque del frente. Las amenazas contra tí y tu familia serán posibilidades reales que deberás tomar muy en serio y que no te dejarán dormir tranquilo. Adiós espontaneidad en nombre de una más que necesaria extrema seguridad. El dinero termina haciendo que vivas en función de él, y no creo que sea agradable vivir metido en tu casa así tenga todos los lujos, porque cárcel es cárcel, así esté pintada en pan de oro.

Y por esto mismo ¿podrás disfrutar adecuadamente de tu dinero? No. Al menos yo no podría hacerlo teniendo siempre dos guardaespaldas a mi alrededor o teniendo que mandar a mi hijo al colegio en un auto blindado.

Prefiero vivir mi vida tranquilo, con algunas eventuales carencias es cierto, pero no necesito acumular dinero al extremo de volverme esclavo del mismo. Ni por todo el oro del mundo (oro que jamás llegaría a disfrutar en los 30, 40 o 50 años que me queden de vida) dejaría de lado el placer de ver el mar con un buen libro; de visitar a mis amigos y tomarnos unos tragos en el bar de aquí cerca, o de pasear por el centro comercial y reírme de la vida con mi enamorada.

Eso no es negociable, sencillamente, porque no tiene precio.

Música de fondo para este post: Los Yungas - "Los pobres también somos felices".

Y supongo que esa pareja, aunque pobre, tampoco cambiaría el amarse frente al mar ni por todo el oro del mundo

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