De la Atlántida a Rapa Nui.

sábado, 17 de mayo de 2014

La fe en el espacio.

La noche de ayer dejé mi cena a medio consumir y subí a la azotea de mi casa, para observar el paso de la Estación Espacial Internacional entre las 19:32 y 19:38hrs (hora de Perú). La estación apareció puntual en el horizonte, para desaparecer a mitad del cielo, o mejor dicho, para posteriormente ser ocultada por la sombra de la Tierra.

Me quedé un rato más observando el firmamento e interrogándome sobre qué sentirán aquellos hombres y mujeres que observan desde lo alto un mundo sin fronteras y en el cual ni se imaginan que un joven veinteañero los pudiera estar observando, y que otros tantos pudieran estar sorprendidos y quizá confundiéndolos con un objeto volador no identificado o algo por el estilo.

En esas circunstancias de soledad, ingravidez y admiración, tras largas horas de observar y observar la esfera azul de la Tierra, recreándose en cada detalle ¿no surgirán también los pensamientos espirituales? Parece ser que sí.

Existe alguna discusión sobre si el soviético Yuri Gagarin dijo realmente aquella frase sobre que subió al cielo y no vió a ningún dios allá arriba. Pudiera ser verdad, como pudiera ser una de tantas frases propias del tiempo de la URSS para hacerle propaganda a su ateísmo oficial. Lo cierto es que sí hay constancia de otros astronautas, principalmente estadounidenses y de distintas confesiones cristianas que incluso comulgaron y dejaron una oración en la Luna (Buzz Aldrin) o recitaron un pasaje del Génesis (los astronautas del Apollo 8), desatando por supuesto las furias de uno que otro ateo, de esos que siempre andan entretenidos preocupándose por darle la contra al Dios que según ellos no existe.

Lo curioso es que tras algunas décadas, la misma agencia espacial que propagó el rumor de Gagarin diciendo que no existía un dios arriba, permite ahora la visita del patriarca ortodoxo ruso en sus instalaciones y hasta lleva una cruz ortodoxa en sus misiones espaciales. Es el renacer de la espiritualidad de un pueblo cuyos hijos han reasumido el mensaje de llevar a Cristo hasta los confines de la Tierra, y por qué no, también más allá. Por algo antes se decía que Rusia era la "Tercera Roma", después de que Roma y Bizancio cayeran en la herejía la primera y el islam la segunda. En el mundo actual, el occidente cristiano ha caído en un relativismo, hedonismo y cultura de la muerte mucho más perjudicial que cualquier herejía de siglos anteriores, pero al parecer y tal como dice algún párrafo bíblico, la luz sigue viniendo de Oriente.

Visita del patriarca ortodoxo Kirill a la Agencia Espacial Rusa.

Para él, como para muchos, la exploración espacial no nos aleja de Dios: te ayuda a sentir aún más admiración por el universo perfecto que el Padre ha creado y que claramente no pudo haber surgido por azar ni estar gobernado por "leyes que nadie puso".

Cruz ortodoxa en una misión espacial rusa.

Astronauta ortodoxo con icono flotando por la ingravidez.

No hay comentarios:

Publicar un comentario