De la Atlántida a Rapa Nui.

sábado, 17 de mayo de 2014

José Salvador Alvarenga, el náufrago que sobrevivió 13 meses aferrado a Dios y reflexiones sobre los milagros.

Solemos caminar por la vida sin, generalmente, reparar en la presencia de Dios en cada instante de la misma. Ese respiro que nosotros damos a cada segundo sin pensar, de hecho está coincidiendo con el último respiro de muchos otros seres humanos que en esos mismos momentos abandonan la vida terrenal. Pero no lo valoramos y seguimos caminando por las calles sin detenernos un segundo a agradecer en silencio.

La historia del señor Alvarenga, que permaneció alrededor de 13 meses navegando a la deriva en el Océano Pacífico es aleccionadora en este aspecto. Mientras muchos dicen perder la fe en Dios porque el enamorado cristiano los engañó o porque en el colegio parroquial el cura tenía su querida, este hombre descubrió que es en los momentos verdaderamente extremos y en las soledades máximas, donde la misericordia divina y la fuerza que viene de lo Alto se manifiestan de forma más poderosa en la vida, sosteniéndola a pesar del desastre. Y lo hacen discretamente, sin aspavientos, sin cámaras de televisión, sin maná lloviendo del cielo.

Los milagros bíblicos se dieron en la época de formación del antiguo pueblo elegido, que necesitaba de hechos grandes y llamativos debido a su escasa evolución espiritual. Después de la Encarnación de Jesús, supuestamente ya no necesitamos de masivas curaciones milagrosas y hechos extraordinarios para demostrarnos que Dios existe. Un Dios que realiza actos impresionantes es grande, pero uno que realiza sus intenciones sin necesidad de alterar sus propias leyes, demuestra ser Todopoderoso. Y es por esto que ahora, si ocurren milagros, estos son hechos aislados y no masivos. Después de todo la humanidad ya está lo suficientemente desarrollada para darse cuenta que el mayor Milagro es el de la vida misma.

Antes de decir que Dios no actúa debemos entender que hay obras de Dios, obras de la naturaleza y obras de los hombres, realizadas estas últimas por el libre albedrío de cada persona. Las obras de la naturaleza obedecen a las leyes que Dios puso a los fenómenos naturales y en este mundo material e imperfecto, son "aparentemente imperfectas" también: la erupción volcánica que sepultó una vieja ciudad es la misma que una vez que lava y cenizas se enfriaron totalmente, produjo nuevas tierras fértiles para futuros seres humanos. Con respecto a las obras de los hombres, Dios no va a intervenir, por ejemplo, para alimentar a los niños pobres del África subsahariana, porque su condición no deriva de un castigo divino, sino que en el transcurso de la Historia han sido estos pueblos los que siempre han sido esclavizados por europeos y árabes, quienes en su libre albedrío decidieron venderlos, enfermarlos, violarlos y robarles sus recursos. Es cierto que muchas veces se usó la excusa de tal o cual Dios, pero como ya dije, se trataba de una excusa, una justificación para acallar sus conciencias ante la atrocidad de sus actos.

Desde lo más profundo del mar que en este momento veo por la ventana, Alvarenga dejó claro que no es necesario que un ángel baje del cielo a alimentarte cada mañana: tu fe en Dios puede sostenerte hasta en las circunstancias más adversas. Ya le había pasado anteriormente a unos pescadores mexicanos que atravesaron el Pacífico leyendo la Biblia para confortarse. ¿Qué habría pasado si hubieran sido ateos? Probablemente en algún momento no hubieran tenido razones para aferrarse a la vida y, considerándose simples maquinarias biológicas hubieran decidido ponerle fin a su propia máquina. Por eso, independientemente de si Dios existe (algo de lo que estoy convencido) o no, las creencias espirituales pueden salvar vidas y eso, de por sí, es el mayor de los frutos. Y ya sabemos que por los frutos conoceremos si algo es Verdadero o no.

José Salvador Alvarenga refiriéndose a Dios como quien lo sostuvo en estos meses (CNN México).

Mención a los otros pescadores que en 2006 pasaron por similares circunstancias con una Biblia a bordo

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